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Seis décadas y 33.000 metros: el camino hacia el diseño final de PSJ Cobre Mendocino

Foto del escritor: Edu GajardoEdu Gajardo

El proyecto cuprífero mendocino tiene una larga historia pasando por distintas etapas del desarrollo minero en el territorio provincial.

Por Edu Gajardo / MDZol.com

PSJ Cobre Mendocino es una muestra muy clara de lo que es el desarrollo de un proyecto minero. Descubierto en la década de 1960, inició hace 65 años su primera prospección y reconocimiento general, lo que es en cualquier proyecto el primer paso de una larga cadena que se debe recorrer para la puesta en marcha de una mina.


El caso del proyecto de Uspallata, es el reflejo de lo que pueden llegar a demorar los procesos hasta la producción, por eso desde que se dio el nuevo impulso minero del Gobierno de Mendoza se destacó la importancia de comenzar a explorar pronto. Tener un volumen importante de proyectos es relevante, tanto porque son procesos muy largos y costosos, como por la difícil estadística que existe a nivel mundial en cuanto al porcentaje de resultados positivos por cada exploración que se inicia.


PSJ tiene 65 años de historia y una inversión acumulada de US$62 millones sólo en exploración, a la que sumarán US$559 millones en 24 meses para la construcción y puesta en marcha de la producción. Hasta allí la ganancia va a ser cero. Claramente este negocio requiere de la planificación y la paciencia que implica saber que la inversión se recuperará en un largo período y las ganancias vendrán después.


Desde 1960 hay una importante lista de empresas que estuvieron al frente del yacimiento hasta el diseño actual, el que presentaron Zonda Metals (Suiza) y el Grupo Alberdi (Argentina) en enero de este año. Todas ellas aportaron al proceso de exploración hasta lograr un total de 33.000 metros de perforaciones que permitieron prefactibilizar el proyecto. Con esa cantidad de metros explorados, se logró darle forma al único proyecto mendocino que se encuentra cubicado. Además, es relevante también que aún tenga posibilidades de seguir con campañas de exploración para extender la producción y darle una mayor vida útil al proyecto.


Para 2007, período en el que se hizo la última perforación, los 33.000 metros de PSJ eran una cifra importante. Eran momentos  en que se comenzaba a hablar de los minerales críticos, pero no tenían el rol central que tienen hoy en la lucha contra el cambio climático y la modificación de la matriz energética. Por eso, con otro panorama y casi dos décadas después, los proyectos más importantes de San Juan avanzan con fuertes inversiones en grandes campañas de perforación. Un ejemplo es Lunahuasi, proyecto que comenzó la actual campaña en octubre y este año ya tuvo seis equipos trabajando. El objetivo es lograr en una sola campaña entre 20.000 y 25.000 metros. La razón para estas fuertes inversiones es la alta demanda de cobre para la transición energética y el déficit de metal rojo que se prevé llegará antes de lo que se proyectaba hace algunos años.


Historia y sondajes de PSJ


Los 33.000 metros perforados en PSJ permitieron identificar una mineralización de óxidos, junto con minerales enriquecidos y primarios. En el primer caso, los óxidos sólo pueden ser tratados con un proceso de lixiviación que no está permitido en la legislación vigente en Mendoza, por lo que serán considerados como lastre y no serán procesados. Los enriquecidos y primarios, por su parte, si pueden ser tratados con flotación y en base a la cantidad existente de mineralización se avanzó con la prefactibilidad del proyecto.


El camino del proyecto ha sido largo. Valenziano Martínez en los 60' hizo la prospección del proyecto, pero las primeras perforaciones con diamantina se hicieron en campañas a cargo de Minera Aguilar entre 1964 y 1968. En los 70' Exploraciones Falconbridge avanzó con más sondajes y cartografía, mientras que ya en los 90' Recursos Argentinos S.A. avanzó con perforaciones de circulación reversa y diamantina. Entre 1996 y 1998 Grupo Minero Aconcagua S.A. avanzó con más sondeos y un estudio de factibilidad inicial. Una década después, Coro Mining avanzó con una campaña de exploración de 58 perforaciones, las que resultaron siendo las últimas que se hicieron en el proyecto entre el 2006 y 2007.


Toda la exploración se hizo antes del 2007, momento en que el cambio en la legislación y en Mendoza se frenó la exploración y los sondajes durante 17 años. Este freno significó que un proyecto que originalmente apuntaba a producir cobre metálico tuviera que adaptarse a un proceso de flotación para producir concentrado de cobre. De ahí, que en la adecuación del Informe de Impacto Ambiental se proyecte una vida útil de 16 años, porque la mayoría de lo explorado correspondía a mineral oxidado que hoy no se puede procesar, mientras que el mineral sulfurado (que sí se puede procesar) se exploró en menor medida. Por eso, en el informe de PSJ se indica que se puede extender la vida útil a partir de nuevas campañas de exploración.


El caso de este proyecto cuprífero es clave para Mendoza, porque es lo único que está medido más allá de Potasio Río Colorado, que está catalogado como no metalífero y que busca producir sales de potasio. Si hablamos de cobre, hubo algunos avances en Paramillos y otras zonas del Valle de Uco en el pasado, pero eso quedó frenado. En tanto, el impulso que se está haciendo en el distrito minero de Malargüe es una etapa muy inicial que no permite aún proyectar resultados en el corto o mediano plazo. Queda mucho por recorrer, pero con un proyecto en producción el panorama sería distinto y beneficioso para el desarrollo de todos los proyectos en distintas etapas.

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